Philip Evans, senior advisor del BCG
“La privacidad es un invento reciente, moderno, occidental”
Dar datos personales al gobierno de EE.UU. es uno de los requerimientos para que Chile no pierda la Visa Waiver.
Por Felipe O'Ryan

Un intercambio más fluido de información personal de los chilenos es uno de los requerimientos que Estados Unidos exige a Chile para mantener el beneficio de la Visa Waiver.
No sólo a nivel de gobiernos, sino también en el mundo privado, la privacidad se ha transformado en un commodity, según Philip Evans, senior advisor del Boston Consulting Group (BCG), firma de consultorías estratégicas con presencia en 46 países. Como ejemplo, sólo hace poco más de tres semanas, los contratos de privacidad de Gmail permitían a Google analizar el contenido de cualquier correo para elegir qué tipos de anuncios mostrar al cliente. "Si tú estás recibiendo un servicio gratis, no eres el cliente, eres el producto", explica Evans. Es la lógica detrás del negocio del comercio de información personal, que empresas como Google y Facebook recolectan y venden. Y es un negocio rentable. Para Alphabet, matriz de Google, los ingresos por publicidad significaron US$79.000 millones en 2016, mientras que Facebook ganó US$27.000 millones por este ítem ese año.
—¿Quién tiene los derechos sobre la información personal? ¿Cómo es la regulación? ¿Se pueden vender sin más?
—La información es de quien la tiene. Hay un marco legal que data de 1980, que dice que si una empresa tiene información de una persona, hay un contrato que define cómo se puede usar. La persona debe firmarlo. En otras palabras, los contratos que todos firmamos al bajar una aplicación y que nunca leemos. Todas las regulaciones de privacidad en el mundo siguen las líneas de ese marco de los 80.
De vuelta a la Edad Media
—¿Cómo ha cambiado la aplicación de esta marco legal con el tiempo?
—Claro que todo esto fue antes de internet. Ahora las compañías generalmente sólo recopilan información en grandes cantidades y después van descubriendo sus usos a través de algoritmos con inteligencia artificial y Big Data. Por esto, los contratos que firma la gente son lo más laxos posibles, para que la compañía no se vea limitada con lo que pueda hacer con esa información en el futuro.
—¿Para qué puede usar Estados Unidos la información que recolecte o por ejemplo, la que le entrege el Estado de Chile?
—En Estados Unidos no hay restricciones legales sobre cómo puede el gobierno usar la información. Sí está fuertemente regulado cómo puede recolectar esta información —sin coaccionar a la gente o sin espiar—, pero una vez que la tiene no hay restricción en cómo la use.
—¿A la gente le importa menos ventilar sus vidas privadas que antes?
—La privacidad es un invento reciente, moderno, occidental. En la Edad Media en Europa la gente vivía en aldeas pequeñas, feudos, la privacidad esencialmente no existía. El concepto, ni siquiera la palabra existía como ahora se entiende. Las familias vivían en una habitación, no había niños en piezas con puertas cerradas. Y en Asia: ves China y no es un Estado donde se valore la privacidad, o en japonés antes de la Segunda Guerra Mundial, no existía una palabra para el concepto de "privacidad".
—¿Es un valor superfluo, la privacidad?
—Claro que importa. No digo que esta tendencia mundial hacia una menor privacidad sea algo bueno, es algo malo. Sólo digo que es un hecho: la privacidad es un valor moderno y estamos volviendo a como era antes.