La promesa incumplida de Obama
Gonzalo Baeza

"En justicia, pocos podían prever el clima obstruccionista que esperaba a Obama en el Congreso".
El día que Barack Obama fue electo Presidente de Estados Unidos, me encontraba en Orlando, Florida. El Partido Demócrata instaló una pantalla gigante en una plaza cercana a su sede y miles de personas se reunieron para ver el discurso que pronunciaría en el Grant Park de Chicago. Por la mañana trabajé como voluntario para una organización que llevaba gente a votar. Me tocó ser chofer de una mujer de 95 años, colombiana nacionalizada estadounidense, que nunca antes había votado. En el local de votación me dejaron acompañarla y mostrarle en qué parte de la papeleta —llena de nombres de candidatos a concejal, sheriff y otros cargos— aparecía Obama, la única persona que le interesaba.
Esa noche la gente bailaba en la calle, escena que se repitió a lo largo del país. Ocho años después, conviene preguntarse qué pasó con ese entusiasmo. La administración Obama ha sido marcada por su incapacidad para lograr los grandes acuerdos bipartidistas que en los 90 consiguiera el demócrata Bill Clinton ante una oposición que controlaba el Congreso, o como lo hiciera el republicano Ronald Reagan en los 80, enfrentado a una mayoría parlamentaria opositora.
En justicia, pocos podían prever el clima obstruccionista que esperaba a Obama en el Congreso. Salvo un plan de estímulo fiscal y el Obamacare, son pocas las grandes leyes que conforman su legado. A sólo dos años de asumir, los demócratas perdieron el control de la Cámara de Representantes y en 2014 perdieron el Senado. En estos ocho años, el partido ha perdido a más de mil representantes electos a lo largo del país, incluyendo 68 representantes y 12 senadores en el Congreso.
La tibia recuperación económica tras la crisis de 2008, con crecimientos económicos del 2% y sueldos estancados, ayudó a la oposición republicana a ganar terreno a nivel nacional. Si bien la tasa de desempleo, que en los momentos más álgidos de la crisis llegó al 10%, hoy ha sido reducida a la mitad, la tasa de participación en el mercado laboral es la más baja en tres décadas.
Ante la incapacidad de operar por la vía legislativa, Obama recurrió en su segundo mandato a las órdenes ejecutivas en temas como la protección del medio ambiente —Trump ha prometido anular muchas de estas normas— y se concentró en materias diplomáticas. Entre estas últimas, figura el restablecimiento de relaciones con Cuba y el acuerdo nuclear con Irán, que ha despertado la ira de una coalición bipartidista que quiere endurecer la relación con Teherán y espera que Trump desmantele el trato.
Para la historia quedan las grandes promesas incumplidas, como cerrar la prisión de Guantánamo o una reforma migratoria, así como la continuación de políticas de la era Bush que alguna vez Obama criticó como candidato, incluyendo los programas de espionaje doméstico y las interrogaciones rayanas en la tortura a prisioneros de guerra.